lunes, 5 de mayo de 2008

Los gallos y los galleros


La costumbre de criar gallos finos, que es como se le llama a la raza de gallos de pelea, tiene antecedentes que se remontan a la herencia española, convertida en una tradición. Los galleros despiertan su pasión al ver a los veteranos y al oír las historias sobre esta actividad que ha sido un gran divertimento.

La cría de gallos en Patillal ha sido muy famosa en toda la región y ha atraído aficionados de otros lugares como Barranquilla, La Paz, Villanueva, San Juan del Cesar, Valledupar, entre otros. La gallera, como se conoce al evento donde se ciernen varias riñas, ha sido un espacio para el reencuentro con los familiares, cuya vivienda ha sido mudada del pueblo, y para el estrechamiento de amistades. Incluso, era costumbre que las mujeres asistieran a un evento que se consideraba distinguido en muchos lugares del país, incluyendo Bogotá.

La gallera más concurrida de Patillal ha sido siempre la del veinticinco de diciembre. A comienzos del siglo XX, el pueblo se llenaba de tal número de visitantes, que algunos se veían obligados a dormir en el suelo.

La cría transcurre en el escenario de una gallería, que es una finca que se destina exclusivamente a ese propósito, en la cual permanece un trabajador especializado. El proceso comienza con la escogencia de los padrotes, o gallos que se reservan para la reproducción por su trayectoria y calidad, y las gallinas. Cuando nacen los pollitos, no se estiman suficientes los cuidados en la alimentación, que es a base de maíz molido, verduras y vitaminas, para garantizar la fortaleza de su crecimiento.

A los ocho meses de edad son motilados y descrestados y se comienza el entrenamiento, que consiste en procedimientos como el correteo y las topadas. En esa preparación transcurren más de dos meses antes de que estén listos para competir en la gallera.

Al llegar el momento de la riña se busca un competidor que debe tener el mismo peso. A ambos gallos se les ponen espuelas de carey, mientras un juez revisa los procedimientos y garantiza la equidad.

Posteriormente, se transan las apuestas entre los dos bandos de opiniones diferentes respecto a la suerte de la pelea. El monto propuesto por uno y otro debe ser igual. En Patillal las apuestas no han sobrepasado los cinco millones de pesos. Dado que a los gallos se les distingue por sus colores, adjudicándoles nombres como: canagüey, pinto, giro, chino, entre otros, en la gallera las opiniones gritarán: “Yo le voy al pinto…”.

Los galleros que fueron estudiantes en Bogotá intercambiaban gallos con sus amigos de otras tierras. Resulta tortuoso imaginarse el transporte de un gallo a tal lejanía. Sin embargo, no hay duda que la pasión, que los motiva a asistir todos los días al acontecer de la gallería, los acerca a quienes no son sus paisanos pero comparten su gusto.

5 comentarios:

Dianny dijo...

No estoy de acuerdo con la pelea de gallos, a pesar de que quieres hacerlo parecer como un arte, me parece una práctica muy cruel y opino que al igual que la corrida de toros esto no debería existir.

Neco Cruz dijo...

el tema esta tratado con mucha sapiencia porque conoce con claridas todas las etapa y rituales que se realizan para preparar un gallo de pelea.con el comentario de diany no estoy deacuerdo,porque estos animales son geneticamente creados para pelear en la gallera o donde se encuentre con cualquier gallo.mayo 16 del 2.008

Edgard dijo...

Interesante la entrada. Muchas veces cuando uno piensa en este tipo de eventos se centra en el acto violento de la pelea pero no en el proceso que conduce a ella o toda la fiesta que los rodea.

Por esta razón estoy de acuerdo con los dos comentaristas. Al igual que Dianny me parece que es algo cruel. Pero como bien lo anota Jesus Alberto (o lo insinúa) estos gallos existen para pelear, acabar las riñas es acabar con los gallos.

RacamandaKa dijo...

Estoy completamente de acuerdo con los comentarios de este tema.
Pero al igual que las corridas de toros y su argumento, no será facil desarraigarlo: ya lo dice el refran " Es más fácil cambiar la corriente de un rio que las costumbres de un pueblo" y con lo testarudos que somos los Patillaleros.......
De pequeña yo iba mucho a las galleras, ahora hace tiempo que no piso una por el sentimiento que produce el incitar los gallos a la carnicería, pero respeto a quienes les gusta y viven para ello....
en fin Estamos de Racamandaca!!!!

Unknown dijo...

No sabía mucho de gallos porque cuando iba a las galleras, me llamaba más la atención las caras expresivas de los galleros emocionados que los mismos gallos, gracias por instruirme un poco en el tema.

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