martes, 6 de mayo de 2008

De Valledupar a Patillal


Los habitantes de Patillal han tenido, durante toda su historia, alguna diligencia por hacer en Valledupar. El hecho característico de estos viajes era su corta duración y la necesidad nerviosa de regresar.

Ha sido tal la angustia obstinada de no apartarse que, cuentan que en la época en que la falta del puente sobre el río Badillo y de medios de transporte, que superaran el caballo, dificultaban el tránsito por el mundo, un hombre recio obligaba a su peluquero de Valledupar a asistir a una cita periódica al río porque había decidido no traspasar los límites de Patillal, que siempre han estado representados en el paso por donde ahora se cruza el puente.

Los patillaleros procuran atravesar el umbral vallenato del río Guatapurí antes de las cinco de la tarde. Por eso hay una esquina de Valledupar donde el andar disminuye su ritmo con la invitación de un saludo cariñoso que atraviesa el eco bullicioso de los paisanos que esperan, con cierta desazón, el carro que les regresará la frescura tibia de la “Tierra de compositores”.

La primera curva de la salida a la carretera devela la planicie revestida de un verdor iluminado por el brillo del sol reverberante que calienta las primeras horas de la tarde sobre Valledupar. La senda muestra los rescoldos de los afanes que, en otros tiempos, le imprimieron una atmósfera de tabaco al camino. Después, la mirada se pierde en el horizonte erizado y húmedo de un cultivo de arroz.

El andar continúa por el sendero que atraviesa un paisaje dominado por trupíos y algarrobos y unos cerros, en la distancia azulados, cuya figura no se cansa de adivinar la mirada. Otra curva suave de la carretera deja atrás dos filas de casas dispuestas alrededor del camino y una madeja de agua cuyos hilos se filtran entre las piedras del río que separa a los habitantes de Río Seco.

Ya llega a los oídos el rumor alegre de la espuma que forma el agua hincada en el baño de las piedras y los musgos del río Badillo. Esa es una queja ininterrumpida que humedece el alma de recuerdos infantiles e invita a sumergir la piel trajeada de calor.

La mirada curiosa de algún transeúnte de La Vega Arriba queda atrás perdida en la nube de la distancia. Unos instantes más tarde, se irá la vista en las piedras grises de un arroyo de aguas cristalinas que refrescan las llantas del carro.

Enseguida, se esboza una sonrisa por la certeza de cruzar el lecho delgado que dibuja La Malena y una lomita circundada por solares de mangos, que guían al recién llegado por un sendero florecido de trinitarias y robles.

Al adentrarse, el viajero encontrará el mandato de la torre de la iglesia apuntando al cielo y, a su izquierda, una palma de dátil que le hace competencia. En el horizonte aparecerá la imagen imponente y cariñosa del Cerrito de Las Cabras. El carro bordeará el parque, La Sabana y la tarima, que recuerda que el aire ligero que besa los pulmones es el mismo que interrumpe la quietud de los árboles de la “Tierra de compositores”.

7 comentarios:

Ricardo Salas Dorado dijo...

Tuve la fortuna de conocer Patillal hacía abril de 2008 y todavía guardo en mi memoria este camino hacia Patillal aún veo las fincas ganaderas y los recuerdos que deja la reciente cosecha de arroz, el ruido se desvanece mediante se avanza en la ruta hasta sentir la paz que solo una población amigable y honesta cómo la de Patillal despide desde el paso por el puente del río Badillo.

Dianny dijo...

Bueno... con este video y la descripción que haces de este camino ya siento que lo conozco. Felicitaciones

JK MATIZ dijo...

QUE BUENA ILUSTRACION LITERARIA, SE PUEDE OLFATEAR Y SABOREAR EL PUEBLO, EN TU MARAVILLOSA DESCRIPCION...

Ricardo Salas Silva dijo...

Muy lindo trabajo.

Juan Gustavo Daza Daza dijo...

Nunca Olvidare este recorrido, y apoyo totalmente los sentimientos descritos en el recorrido del video... y Que tal la emocion al llegar?, y que tal la emocion al ver a icha y papa esperandote con la sonrrisa que no cabe en sus caras?, y que no bastan para transmitir el sentimiento que le ocaciona verte llegar?, y la delicia que es abrazarlos y sentir sin nececidad de utilizar palabras: un te amo con mi vida entera!!!

LORENTZ FLÉREZ dijo...

Tengo unas ganas enormes de conocer a Patillal tierra de Fredy Molina, San Juan, Villanueva, La Junta y el balcón del Cesar - Manaure

LORENTZ FLÉREZ dijo...

Tengo unas ganas enormes de conocer a Patillal tierra de Fredy Molina, San Juan, Villanueva, La Junta y el balcón del Cesar - Manaure

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